Parásito en flor

Crédito: Paula Faral, integrante del Laboratorio de Biología de Apicomplejos, Institut Pasteur de Montevideo.

Al mencionar la toxoplasmosis, solemos pensar inmediatamente en una enfermedad que es transmitida por los gatos y de la cual las mujeres embarazadas deben cuidarse. Pero la realidad es que no solo supone un problema para la salud humana, sino que también afecta enormemente la salud de los animales de producción, lo que ocasiona pérdidas millonarias en el campo.

La toxoplasmosis es causada por un parásito llamado Toxoplasma gondii. Se estima que un tercio de la población mundial y la mitad de la población uruguaya está infectada por el parásito, aunque la mayoría no lo sabe porque no desarrollan síntomas. La enfermedad puede ser potencialmente grave sobre todo en personas inmunocomprometidas —como pacientes con HIV-SIDA—, trasplantadas y en niñas y niños nacidos de mujeres embarazadas que adquieren la infección por primera vez durante en el embarazo.

En embarazos viables, el parásito puede generar malformaciones en el feto, trastornos neurológicos y ceguera cuando los niños y niñas se infectan a través de la transmisión del parasito por la placenta. También puede provocar la pérdida del embarazo. En Uruguay se monitorea la infección con este parásito en los análisis de rutina de las embarazadas.

Además de afectar a las personas, también lo hace con los animales de producción, especialmente el ganado ovino. En las ovejas, la toxoplasmosis puede provocar abortos y la muerte de las crías. De hecho, se estima que la mayoría de los abortos que se pierden a raíz de causas infecciosas, son ocasionados por Toxoplasma gondii.

En el Laboratorio de Biología de Apicomplejos del Institut Pasteur de Montevideo se han dedicado a estudiar este parásito y, de hecho, entre otros hallazgos, descubrieron que la virulencia o agresividad de las cepas del parásito que circulan en nuestra región es mucho mayor que las de las que circulan en Europa. Esto se debe, principalmente, a cuestiones asociadas al ecosistema, ya que en Latinoamérica hay muchos felinos, los hospederos ideales en los que el parásito tiene la capacidad de generar variabilidad genética, es decir, más cepas.

A partir de sus investigaciones, el laboratorio ha desarrollado un kit diagnóstico para poder identificar qué animales están infectados con el parásito y también ha estado trabajando en una nueva vacuna que próximamente se testeará en el ganado ovino.

En la imagen, se puede observar una vacuola de Toxoplasma gondii, que es una estructura que el parásito forma dentro de la célula que infecta. Es una especie de "burbuja" que el parásito crea para vivir, multiplicarse y protegerse del sistema inmunológico de su hospedero.

Esta página es parte de un proyecto de la Unidad de Comunicación y Prensa del Institut Pasteur de Montevideo
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